¿Qué puede llevar a una joven a privarse de alimento hasta la muerte? En el siglo IV d. C. las causas no pueden ser sino de índole religiosa. Veremos así cómo Ávita, la joven fallecida, es considerada una mártir y su tumba va a ser convertida en un lugar de culto. Pero las cosas no son nunca sencillas. Ni Ávita es una jovencita crédula ni su madre, Honoria, se verá libre de asechanzas. A través de las cartas que se intercambian los diversos personajes de la novela, asistiremos a la reconstrucción de los últimos meses de vida de la joven y los sólidos nudos de intereses tejidos en torno a ella. En esta novela se recogen ecos de los mejores epistológrafos del siglo IV (Sinesio de Cirene, Ausonio, San Jerónimo) así como de la patrística, la lírica y hasta la epigrafía de la época. Un siglo crucial en el que el triunfo del cristianismo va acompañado de un cambio trascendental en la cultura: el del rollo de papiro, que es sustituido por el códice de pergamino. El códice adquiere en este texto una dimensión simbólica, encarnándose -literalmente- para traer ante nuestros ojos una época no tan diferente a la nuestra como pudiera pensarse.